Comunicación en el final de la vida


La comunicación es uno de los aspectos más importantes de la asistencia en salud porque es a través de ella que se construye la confianza en la relación existente entre equipo de salud, familia y paciente. Lograr una comunicación apropiada posibilita al paciente explorar sus pensamientos, emociones y conducta. Al identificarlos se puede trabajar con ellos, darle sentido y tener fundamentos para las elecciones y decisiones. El dialogo sincero y contenedor entre paciente, familia y equipo de salud tiene valor terapéutico para aliviar el sufrimiento. El entrenamiento de los profesionales en habilidades comunicacionales facilita la tarea.

Es importante saber que se puede hablar de la enfermedad y de su pronóstico pero que no es obligación hacerlo, puesto que cada persona tiene sus tiempos, sus creencias y sus temores, los que a veces la hacen estar más preparada o menos preparada para recibir la información. La comunicación efectiva permite comprender las necesidades y expectativas de la persona ante su diagnóstico y pronóstico. Es importante adaptar la información a la necesidad genuina del paciente y no a la demanda de su familia o del equipo tratante. La persona enferma tiene la prioridad.

Algunas condiciones facilitan la comunicación son:

> ¿Qué has estado pensando sobre tu problema mientras esperabas los resultados?”

> ¿Prefieres o no hablar directamente sobre tu estado de salud?

> ¿Te ayuda hablar de los resultados de los estudios?

> ¿Qué te haría sentir más tranquilo en este aspecto?

> ¿Cómo preferirías que nos manejemos con la información?

> ¿Deseas que te expliquemos en detalle los tratamientos posibles?

Hay personas que no desean saber nada acerca del diagnóstico y es apropiado respetar esta preferencia. Esto puede cambiar en otro momento por lo cual puede ser importante “tantearlo” periódicamente si hace falta.


La comunicación se establece entre el paciente, la familia o entorno afectivo y los distintos profesionales del equipo de salud. Es necesario mantener una comunicación adecuada con todas las personas involucradas para unificar la estrategia de asistencia y clarificar aspectos específicos de la enfermedad y/o del tratamiento. Es importante tener en cuenta que a  medida que más personas intervienen en el abordaje de la persona enferma , aumenta el riesgo de fragmentar la asistencia y dificultar la unificación de la información. 

Los problemas y/o déficit en la comunicación pueden generar insatisfacción o frustración en el paciente y en la familia así como también en el equipo de salud. Es importante la disponibilidad de “estar” junto al paciente, mostrando preocupación y compromiso. Además de tratamientos eficaces, los pacientes necesitan explicaciones, contención y ayuda para afrontar su situación. Necesitan calidez, apoyo y diálogo en su abordaje.